| |
María Patrocinio Moreno Martínez
|
Nacida el 11 de noviembre de 1915, en Neila,
pueblo situado en la Sierra de
Neila, en la confluencia de Burgos, Soria y
La Rioja. En el seno de una familia culta,
grande y acostumbrada a sortear penurias e
inclemencias. Se hizo maestra y ejerció esa
profesión con ejemplaridad, vocación y
profesionalidad. Después de las oposiciones
estuvo en Cardona, Polig (Ponts), Terrassa y desde 1958
en Barcelona.
|
|
|
Paciente y comprensiva
con los alumnos, vivía apasionadamente su
vocación.
Fue muy feliz porque creía en su función
educadora; capeó todos los sinsabores de la vida
con buenas dosis de optimismo, transmitiéndoselo
a los demás. Creía en la vida.
Y trabajó también con esmero en la preparación
de tantos niños para que recibieran bien su
Primera Comunión. |
|
|
Católica creyente tuvo la dicha de ver
crecer la familia y tratar a sus nueve nietos,
nacidos entre 1973 y 1988. Con algunos de ellos
tuvo mucha relación, con otros menos, pero con
todos ellos siempre cariñosa. |
|
|
Esposa alegre y sumisa,
aún con la visión conservada celebró los 50 años
de matrimonio y después 22 años más: 72 al
final de 2012.
.
El glaucoma le restó, poco a poco, fuerzas y
conexión con el exterior, al verse muy
disminuida en la visión, que perdió totalmente
al final de su vida. Esa cruz la aceptó con
su proverbial serenidad y aceptación. |
|
Buena esposa, buena madre, buena nuera y
buena suegra.
Fue buena con los vecinos, con los nietos, con
los alumnos y con los necesitados.
Todo el mundo acababa queriéndola.
Otro de sus rasgos, era su capacidad de
adaptación a la realidad de cada momento, en la
familia, en la escuela, en lo social. Capeando
temporales y cambios de todas clases. Puntal
callado de la familia, y con una enorme
capacidad para aprender y volver a empezar. |
|
Tuvo cuatro biznietos: Biel, Neus, Elsa y Sergi.
Aquí en 2008, con Neus recién nacida. |
|
Dice su hija mayor:
Dio continuas lecciones de vida. Algunas han sido aprendidas; otras, no. Fue
un hacha de viento. Como esas hachas que iluminaban, en los
días nublados de invierno, las congeladas calles de Neila, su helado pueblo.
Hachas flamígeras, imbatibles al viento, hechas para resistir y para alumbrar a
los demás.
Nos dejó en la tarde del domingo 17 de
Febrero de 2013. A su modo: sin dar la lata.
Aquí un par de poesías, de Alfred y de Marina:
|
|
Eren closos els teus ulls
Com una ferida consumada:
T’hauria cridat, m’hauria llançat
Al teu coll, però una cadena
Em retenia.
Quant
de marbre
En aquelles galtes fredes!
Quant de silenci, quanta paraula
A mig dir en aquells llavis closos!
Quanta Mort, quant de rellotge
Aturat en aquell cos immòbil!
Alfred Sargatal,
Dama amb Daga
(Estiu de
1968), III |
Estaban cerrados tus ojos
Como una herida consumada:
Te habría gritado, me hubiera lanzado
A tu cuello, pero una cadena
Me retenía.
¡Cuánto mármol
En aquellas mejillas frías!
¡Cuánto silencio, cuánta palabra
A medio decir en aquellos labios cerrados!
¡Cuánta Muerte, cuánto reloj
Parado en aquél cuerpo inmóvil!
Traducción literal mía al castellano .
(Perdona Alfred) |
|
|
Abuela, a tientas vas por la casa,
A tientas partes
piñones
y ganas a las cartas.
Abuela, te quedas ciega,
a tientas con tus dones.
Tus dones
entre ellos la vista.
A tientas me miras abuela, gracias.
Gracias por creer en lo que fuera
Que dentro de mí veías.
Marina
|
|
Volver a In Memoriam
|