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Antoni Díaz ArnauNos dejó el 21 de Enero de 2004. A los 67 años. Después de una enfermedad dura que no consiguió hundirlo. Después de la jubilación --también prematura-- se dedicó a estudiar, a colaborar como monitor y voluntario de la Catedral y del Museu Diocesà de Barcelona. En el año 1992, año de olimpiada en Barcelona y Expo en Sevilla, consiguió realizar uno de los sueños de su vida: viajar a Tierra Santa. Para los que con él estuvimos, fue inolvidable aquel viaje. Le gustaba escribir, y se atrevía con la poesía. Al Nadal del 2001 ens felicità amb un 'Cristma' fet per ell, que portava una poesia seva escrita al 1978. Diu així:
Y después de unos meses de enfermedad escribió esta otra, que nos mandó como felicitación en las Navidades de 2003. En la que sus años dedicados a estudiar y orar la Sagrada Escritura, que impregnaba su vida y su palabra, quedan bien patentes. De la Foscor a la Llum Ahir, durant la malaltia vaig
somniar: Vaig trobar una balma, i A l'alba, quan vaig obrir els ulls,
us vaig veure a tots. Cada record vostre, era com un
ventijol suau (1 Re 19,12) Avui, despert ja del somni,
vull donar-vos
Antonio, Toni, era un hombre alegre. Con una alegría profunda. No era un iluso. Pero era un hombre ilusionado e ilusionante. No podré olvidar nunca el día que me comunicó --con un realismo total, y una esperanza tremenda-- que estaba sufriendo mucho y que se sentía condenado a corto plazo. Aprovechó los últimos meses para saborear aún más la Palabra con la 'Lectio divina'. Creo que él como pocos sabía rezar con la Palabra. |