5 La Fe

 

11. Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.

12. ¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!

(San Juan de la Cruz, Cántico espiritual)

Ansía ver cara a cara a Dios. (Esto sí que es certísimo que nos va a pasar, otras cosas, como que nos toque la lotería, no sabemos si llegarán).

En tanto no llega este momento, vivimos en fe. Estamos en tiempo y camino de fe.

Hemos de vivir por la fe, que es un don de Dios.

Para dar una respuesta (que ha de ser diaria) a este don, es necesario que vayamos dando una respuesta con nuestros cinco sentidos y nuestras potencias del alma, es decir con nuestra entera personalidad.

La gracia es que el Espíritu Santo se nos ha adelantado y nos ayuda a fructificarla. La respuesta al don de la fe es una respuesta libre del hombre.

El depositar toda nuestra personalidad en la confianza en Dios, no es contrario a la libertad. Y es un acto humano.

Depositar la confianza en los hombres es una tontería. Pero no así confiar en Dios.

Moisés es un modelo de hombre de fe.

Nosotros también vivimos de alguna manera la experiencia de éxodo de Moisés.

Moisés, tiene experiencia de que ha sido salvado. Su nombre significa ‘salvado de las aguas’. (Ex 2)

Así, hemos de tener esa experiencia de que hemos sido salvados. De que nos ha levantado del polvo, de la basura en la que vivíamos.

Moisés recibe una llamada personal. Dios le llama por su nombre.

4 Cuando Yahvé vio que Moisés se acercaba para mirar, le llamó de en medio de la zarza: «¡Moisés, Moisés!» Él respondió: «Heme aquí.» (Ex 3, 4)

Esta respuesta de Moisés, nos recuerda el fiat de la Virgen. E inmediatamente es introducido en la intimidad

6 Y añadió: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.» Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios. (Ex 3, 6)

y le hace protagonista de su plan:

10 Ahora, pues, ve: yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto. (Ex 3, 10)

A partir de aquí, Moisés no se engríe, sino que tiene conciencia de su insuficiencia:

11 Moisés dijo a Dios: «¿Quién soy yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los israelitas?» (Ex 3, 11)

La fe precisa humildad.

Pero todo será posible por la estrecha unión. Todo se salva.

12 Dios le respondió: «Yo estaré contigo y ésta será la señal de que yo te envío: Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto daréis culto a Dios en este monte.» (Ex 3, 12)

Esta relación entre el que envía (Yahvé), y el enviado, es una relación de pura fe.

Sin embargo, Moisés ofrece una cierta resistencia inicial. Porque no se siente idóneo.

13 Él replicó: «¡Por favor, Señor! Envía a quien quieras.» (Ex 4, 13)

No porque sea un pasota, sino porque se siente poca cosa. No idóneo. Y porque sabe que sus hermanos, los israelitas, no le van a creer.

1 Moisés respondió: «Mira que no me creerán ni me harán caso, pues dirán: `No se te ha aparecido Yahvé.'» (Ex 4, 1)

Pero Moisés, por fe, responde. Accede a la misión. Va a Egipto. Deja la tranquilidad del cuidado de los rebaños. Y habrá dificultades. En el capítulo 7 se advierte que llegan las dificultades.

3 Yo endureceré el corazón del faraón, y multiplicaré mis signos y prodigios en el país de Egipto.4 El faraón no os hará caso, pero yo pondré mi mano sobre Egipto y sacaré del país de Egipto a mis legiones, mi pueblo, los israelitas, con juicios solemnes. 5 Y los egipcios reconocerán que yo soy Yahvé, cuando extienda mi mano sobre Egipto y saque a los israelitas de en medio de ellos.» (Ex 5, 3-5)

Se ve que las dificultades están previstas por Dios. Las dificultades en los planes de Dios tienen su sentido. Porque en las dificultades se reconocerá quién es Dios.

Todo está previsto, y tiene su sentido.

Moisés lo vive con una fe inconmovible: delante de los enemigos de fuera (egipcios), y de los de dentro (israelitas).

¿Qué hace que tenga esta fe? Que es hombre de Dios. Tiene sentido de Dios. Se encuentra con Él. Y se dicen cosas el uno al otro.

19 El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno. (Ex 19, 19)

11 Yahvé hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo. (Ex 33, 11)

Moisés es el hombre contemplativo: por eso tiene el rostro resplandeciente.

29 Luego, Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas del Testimonio en su mano. Al bajar, no sabía que la piel de su rostro se había vuelto radiante, por haber hablado con Yahvé. (Ex 34, 29)

32 A continuación, se acercaron todos los israelitas y él les transmitió cuanto Yahvé le había dicho en el monte Sinaí. 33 Cuando Moisés acabó de hablar con ellos, se puso un velo sobre el rostro. (Ex 34, 32-33)

Habla, escucha, y contempla.

El activismo daña la fe.

Moisés es el hombre de las alturas: sube a las cimas, a las alturas. Es el que sube y tiene en la montaña el trato con Dios (en la Biblia el monte es el lugar de la presencia de Dios).

28 Moisés estuvo allí con Yahvé cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y escribió en las tablas las palabras de la alianza, las diez palabras. (Ex 34, 28)

Luego baja y lleva su experiencia de intimidad al pueblo. Tenemos que ser águilas, como San Juan de la Cruz: ‘volé tan alto tan alto, que a la caza di alcance’.

Y luego bajar a servir: hacerse todo con todos. Humildemente. Ofrecer los dones que Dios nos ha dado, sin imponerlos.

Moisés está siempre atento a la iniciativa divina. Colgado de Dios, de su voluntad.

Moisés es un hombre de fe en un pueblo que no la tiene.

13 Moisés respondió al pueblo: «No temáis; estad firmes, y veréis la salvación que Yahvé os otorgará en este día, pues los egipcios que ahora veis, no los volveréis a ver nunca jamás. (Ex 14, 11)

El pueblo no cuenta con la participación de Dios, pero Moisés sí. (Cf. Hb 11, 27) “descansa tus preocupaciones en el Señor, que Él te sustentará”

Da a conocer la voluntad de Dios y lo hace con autoridad. Porque está unido a Dios.

Dios está en su boca, porque está en su corazón. Está en sintonía con Dios.

Solo es autoridad el que da la vida. El que es autor. El que no da la vida no es autoridad. En todo caso será potestad. Dios es amor y da vida -> Ese es el fundamento de la autoridad.

Moisés es intercesor a favor del pueblo. Y con un pueblo que era para ponerse de los nervios…

7 Yahvé dijo a Moisés: «¡Anda, baja! Porque se ha pervertido tu pueblo, el que sacaste del país de Egipto. 8 Bien pronto se han apartado del camino que yo les había prescrito. Se han hecho un becerro fundido y se han postrado ante él; le han ofrecido sacrificios y han dicho: `Éste es tu Dios, Israel, el que te ha sacado del país de Egipto.'» 9 Y añadió Yahvé a Moisés: «Ya veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. 10 Déjame ahora que se encienda mi ira contra ellos y los devore; de ti, en cambio, haré un gran pueblo.»

11 Pero Moisés trató de aplacar a Yahvé su Dios, diciendo: «¿Por qué, oh Yahvé, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, el que tú sacaste del país de Egipto con gran poder y mano fuerte? 12 ¿Por qué han de decir los egipcios: Los sacó con mala intención, para matarlos en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra? Abandona el ardor de tu cólera y arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo. 13 Acuérdate de Abrahán, de Isaac y de Israel, tus siervos, a quienes por ti mismo juraste: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y toda esta tierra, de la que os he hablado, se la daré a vuestros descendientes, que la heredarán para siempre.» 14 Y Yahvé renunció a lanzar el mal con que había amenazado a su pueblo. (Ex 32, 7-14)

Moisés reconoce que han pecado, pero apela a la gloria de Dios para que les perdone. Y apela a lo que ha hecho por su pueblo. Y a la promesa que hizo de salvarlo. (Cf Dt 32, 48-52; Ex 17, 155)

19 Se hicieron un becerro en Horeb,
ante una imagen fundida se postraron,
20 y fueron a cambiar su gloria
por la imagen de un buey que come hierba.

21 Olvidaron a Dios, su salvador,
al autor de hazañas en Egipto,
22 de prodigios en tierra de Cam,
de portentos en el mar de Suf.

23 Dispuesto estaba a exterminarlos,
si no es porque Moisés, su elegido,
se mantuvo en la brecha frente a él,
para apartar su furor destructor. (Sal 106, 19-23)

Moisés se mantuvo en la brecha. Donde hay brechas (pecado de idolatría), se pone Moisés.

En la lucha frente a Satanás y los faraones, intercede mediante la oración y la penitencia.

30 He buscado entre ellos alguno que construyera un muro y se mantuviera de pie en la brecha ante mí, para proteger la tierra e impedir que yo la destruyera, y no he encontrado a nadie. (Ez 22, 30)

De todas maneras, Moisés flaqueó en una ocasión:

1 Toda la comunidad de los israelitas partió por etapas del desierto de Sin, según la orden de Yahvé, y acampó en Refidín, donde el pueblo no encontró agua para beber. 2 El pueblo disputó con Moisés y dijo: «Danos agua para beber.» Moisés les respondió: «¿Por qué disputáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Yahvé?» 3 Pero el pueblo, sediento, murmuraba de Moisés: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?» 4 Entonces Moisés clamó a Yahvé y dijo: «¿Qué puedo hacer con este pueblo? Por poco me apedrean.» 5 Yahvé respondió a Moisés: «Pasa delante del pueblo, toma contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el Río y vete. 6 Yo estaré allí ante ti, junto a la roca del Horeb; golpea la roca y saldrá agua para que beba el pueblo.» Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. 7 Y llamó a aquel lugar Masá y Meribá, a causa de la disputa de los israelitas, y por haber tentado a Yahvé, diciendo: «¿Está Yahvé entre nosotros o no?» (Ex 17, 1-7)

No se acuerdan los israelitas de las veces que Dios los ha salvado. Y aquí pilló también a Moisés.

El Señor se lo hará pagar

48 Yahvé habló a Moisés aquel mismo día y le dijo: 49 «Sube a esa montaña de los Abarín, al monte Nebo que está en el país de Moab, frente a Jericó, y contempla la tierra de Canaán que yo doy en propiedad a los israelitas. 50 En el monte al que vas a subir morirás, e irás a reunirte con los tuyos, como tu hermano Aarón murió en el monte Hor y fue a reunirse con los suyos. 51 Por haberme sido infieles en medio de los israelitas, en las aguas de Meribá de Cades, en el desierto de Sin, por no haber reconocido mi santidad en medio de los israelitas, 52 por eso, sólo de lejos verás la tierra, pero no entrarás en ella, en esa tierra que yo doy a los israelitas.» (Dt 32, 48-52)

Hay que examinarse de la fe a la luz de Dios (No una introspección morbosa).

¿Cuáles son mis relaciones personales con las tres divinas personas?

¿Cuál es la calidad de esta relación?

¿Qué debo poner en mi vida? ¿Qué debo quitar? (Para que estas relaciones con la Trinidad sean de mejor calidad).

¿Cómo vivo mi contacto con Cristo en el Evangelio?

¿Cuál es el secreto de Jesús, siempre colgado de su Padre, unido al Espíritu Santo?

¿Cómo vivo mi contacto con Cristo en la Eucaristía? Porque la Eucaristía es entrar en unión con.

¿Qué grado de conciencia tengo de que la fe si no se ejercita, se atrofia?

¿Tengo conciencia de que hay momentos imperiosos en mi vida en que habrá que ejercitar la fe oscura, ciega?

Cualquier medio que yo ponga debe estar subordinado a la salvaguarda de la fe.

¿Me apoyo en la constatación de los frutos?

¿Me entristezco si tardan los frutos y los demonios no se me someten?

Si es así, entonces mi fe es de poca calidad.

¿Cuál es mi oración de intercesión, de expiación, de penitencia?

La Biblia habla claramente. Según el arzobispo vietnamita «esta fue la gran experiencia de los patriarcas, de los profetas, de los primeros cristianos, evocada en el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos en la que aparece en 18 ocasiones la expresión "por la fe" y una vez la expresión "con la fe"». Esta es también la clave de lectura que permite comprender la vida de tantos hombres y mujeres que en estos dos mil años de cristianismo han dado su vida hasta el martirio. Entre todos estos ejemplos, destacó el de María, mujer «que optó por Dios, abandonando sus proyectos, sin comprender plenamente el misterio que estaba teniendo lugar en su cuerpo y en su destino» (De la entrevista al Obispo Van Thuân)